Manual Crisis

CRISIS PSIQUEDÉLICAS – MANUAL DE ATENCIÓN

 

La primera parte de éste manual está basado principalmente en las compilaciones de Fire y Earth de Erowid. Está dirigido sobre todo a crisis en contextos recreacionales (generalmente en fiestas con sustancias como LSD y MDMA).  La segunda parte: “Reflexiones para líderes de grupos” amplía un poco más el manual con información relevante para líderes en contextos terapéuticos, ceremoniales, o de creatividad. El manual en general se ha nutrido de textos de psiquiatras como Stanislav Grof, de una serie de pláticas con psicoterapeutas “underground”, y de mi propia experiencia apoyando en sesiones legítimas de Iboga, Peyote y Ayahuasca. Espero que este manual pueda apoyar a reducir los daños causados por el uso no-supervisado o mal-supervisado de plantas y drogas psiquedélicas. No sugiero ningún tipo de actividad ilegal, no sugiero el uso de psiquedélicos y mucho menos el de aquellos psiquedélicos que son ilegales o que son usados en contextos ilegales; este texto es simplemente informativo. ¡Compártelo!

I. MANUAL DE ATENCIÓN EN CRISIS PSIQUEDÉLICAS

Generalmente las crisis ocasionadas por el uso de sustancias psiquedélicas generan dificultades más bien psicológicas que fisiológicas. Es muy difícil llegar a niveles de sobredosis puramente con los psiquedelicos más comunes como la psilocibina (hongos), la DMT (ayahuasca), y la LSD. Sin embargo pueden surgir también problemas fisiológicos a causa de combinaciones con otras drogas recreacionales o farmacéuticas (sobre todo con antidepresivos). Para información sobre combinaciones de drogas recomiendo consultar www.erowid.org.

 Aunque en los casos más severos no sea fácil, por mucho el elemento y la herramienta más importante son MANTENER LA CALMA y la mayor claridad mental posible.

 Para ayudar en una crisis, antes de actuar debemos evaluar la situación para así poder determinar qué tipo de ayuda es la más apropiada.

a.      Evaluación de la situación

1.   ¿Hay inmediato o potencial peligro físico? (Crítico) ¿La persona está consciente? ¿Respira muy poco? ¿Su pulso esta acelerado o deprimido? ¿Hay algún cambio en la coloración de su piel? Si la persona esta inconsciente ¿al presionar puntos dolorosos hay alguna respuesta, algún movimiento o mueca?

2.   ¿Es la persona un peligro para ella misma o para otros? (Crítico) ¿Es violento? ¿Amenaza a los demás? ¿Cuáles son las posibilidades de que atacarán a alguien? ¿De qué se lastimen sin intensión? ¿Que se suba a un carro y maneje? ¿Que intente suicidarse?

3.   ¿Está teniendo simplemente una crisis espiritual, mental, o emocional? (Crisis) ¿Se ve muy asustado, deprimido, o enojado? ¿actúa de manera muy extraña? ¿está despierto pero no responde?

Información útil

La siguiente información puede ser útil para determinar qué medidas se deben adoptar. Trata de no dejar sola a la persona mientras recopilas la información. En casos de crisis emocionales/espirituales a menudo es mejor preguntar a amigos o personas cercanas en lugar de tratar de obtener la información directamente del individuo que experimenta la crisis.

1.   ¿Qué sustancias tomó? Si es posible, averigua que sustancia o sustancias tomó y en qué forma (oral, pulmonar, intravenosa). ¿Cuánto tomó? ¿Cuándo lo tomó? ¿Ha tomado algún otro tipo de medicamentos o suplementos?

2.   ¿Quién es? ¿Tiene amigos cerca? ¿Dónde vive? ¿Tiene historia con este tipo de situaciones o problemas similares?

Averigua todo lo que puedas. Sin una buena evaluación de lo que está pasando, errores críticos en su manejo (rellenar a alguien con benzodiacepinas innecesariamente, o no llamar a una ambulancia a tiempo, etc.)  Son más probables que ocurran. Con la mayor información posible que puedas tener a la mano, evalúa que tan severa es la crisis y actúa correspondientemente:

  • Crisis – Desde crisis benignas hasta crisis con comportamiento psicótico, orbitas de pensamientos negativos, ataques de pánico.
  • Situación Crítica – Potencial o inmediato peligro físico a sí mismo o a otros, posiblemente requiriendo atención médica.
Situaciones qué requieren atención profesional

1.   Si sientes que hay vidas en peligro.

2.   Si sientes que la situación está fuera de control y no hay nadie más dispuesto a asumir la responsabilidad de la persona.

b.      Respuesta- Acción

  • 1. Situaciones de crisis emocional, mental, y espiritual
  • 2. Situaciones críticas o potencialmente mortales

 

 1. SITUACIONES DE CRISIS EMOCIONAL, MENTAL, Y ESPIRITUAL

Las crisis pueden manifestarse de muchas maneras: desde explosiones beligerantes y potencialmente violentas, hasta una completa falta de respuesta a estímulos externos, paranoia, miedo, o incluso comportamiento compulsivo y psicótico. La manera en la que uno se deberá ocupar de la situación depende en gran medida de los síntomas que la persona está experimentando.

En la mayoría de las situaciones no debes tratar de forzar una acción o reacción particular por parte de la persona experimentando la crisis. La cuestión no es “hablar con autoridad” ya que esto no funciona y por lo general empeora las cosas. Asegúrate de recordarles que todo en el mundo exterior está bien… estas con ellos, cuidando que todo afuera esté bien. Asegúrate de que no se hagan daño a ellos mismo o a otros, y si las cosas se ponen fuera de control, pide ayuda. Lo que sea que elijas hacer, observa su reacción. Si lo que estás haciendo parece empeorar las cosas, cambia a algo diferente.

Muchos guías que tienen experiencia con éste tipo de crisis emocional/espiritual confían que lo mejor que uno puede hacer es decirle a la persona que deje ir y se relaje en el sentimiento, no tratando de evitarlo sino más bien permitiéndose entrar para atravesarlo. El mantra “respira, relaja, deja ir” fue desarrollado en los sesentas y setentas para la terapia psiquedélica y se argumenta que gran parte de la  disonancia emocional y el estrés mental vienen de luchar y resistir los procesos internos potencialmente incomodos. Guías sugieren que el miedo a menudo es la fuerza dominante que precipita una crisis y el papel principal de un acompañante es ayudar a crear un espacio donde la persona pueda sentirse seguro.

  • Trata de tener una idea sobre “que tan lejos” está. ¿Sabe en dónde está o qué hora es? ¿Sabe cuál es su nombre? ¿Sabe que tomó un psicoactivo?
  • Tranquilízalo. En un tono suave asegúrale que estás con él cuidándolo.
  • Recuérdale que es un estado inducido por una sustancia y que pronto va a pasar.
  • Recuérdale que respire y se relaje.
  • Hazle saber que las crisis espirituales son normales.
  • Mantente lo más calmado posible mientras le hablas y usa un tono de voz normal incluso si te sientes ansioso tú mismo.
  • Si es posible, tráele un poco de agua o un pedazo de pan, pregúntale si quiere un poquito.
  • Siéntate y habla, pasa el tiempo con él.
  • Si conoces su nombre, úsalo de vez en cuando. “Hola Juan, ¿Cómo estás?”.
  • Preséntate, di tu nombre y cómo es que llegaste a estar aquí.
  • Puedes cantar.
  • Invitar a acariciar o jugar con un animal.
  • Salir a caminar juntos.
  • Bailar.
  • Tomarse de la mano.

 

 Errores que deben evitarse:

  • No te esfuerces demasiado por conseguir que “baje”. Esto a menudo empeora las cosas.
  • No lo confundas preguntándole repetitivamente las mismas preguntas que no han podido responder.
  • No los hagas sentir aún más aislados al actuar de manera nerviosa y preocupada a su alrededor.
  • Probablemente sea bueno evitar actividades físicas complejas como intentar cerrar la cremallera de una chamarra o prender una estufa etc.
  • Respeta sus necesidades y sus límites.
    • o   No lo toques si no quiere ser tocado
    • o   Dale espacio sí parece quererlo

 

  Qué hacer

1.   Si alguien está teniendo un momento difícil, pregúntale suavemente si le gustaría que alguien se siente con él. Si parece inquietante para la persona tener a alguien sentado con él, pídele a alguien cercano que le “eche un ojo” discretamente.

2.   Relaciónate con él desde el espacio en el que se encuentra. A menudo lo que más aísla a las personas y crea un sentido de paranoia es creer que están tan “lejos” de la consciencia normal que la gente está tratando arduamente por aterrizarlos. Empieza más bien por tratar de sólo estar ahí para él. Intenta ver el mundo desde sus ojos.

3.   ¿De qué maneras puedes cambiar el ambiente (nivel de ruido, temperatura, afuera vs adentro, etc.)? Una fiesta/rave/concierto puede agravar el estado mental de una persona; considera encontrar el lugar más silencioso sí parece ayudar, y pídele a la gente que no se amontone alrededor. Asegúrales que la situación está bajo control tomando en cuenta a aquellos que ofrecen ayuda en caso de que sea necesaria más adelante.

4.   ¿Cómo puedes minimizar el riesgo de daño emocional o físico?

5.   Si la persona no quiere a nadie cerca, mantén un poco de distancia, voltéate para que no lo estés mirando directamente, pero mantente pendiente de él de la manera más discreta posible. Piensa en lo que se sentiría estar en un estado de paranoia y tener a un extraño (aunque en realidad lo seas o no) siguiéndote y mirándote.

6.   ¿Qué objetos o actividades pueden ayudar a la persona a salir de ese difícil espacio (animales, música, juguetes, etc.)?

7.   Sin presión: solo estate ahí. A menos que haya riesgo de lesiones físicas, simplemente déjale claro que estás ahí si lo necesita.

8.   Contacto. El tacto puede ser muy poderoso, pero también puede ser muy intrusivo. En general, pregúntale primero y no lo toques a menos que te diga que está bien o que él te toque antes. Si parece como que podría necesitar un abrazo, pregúntale primero. Tomarle la mano o ponerle una mano en el pecho puede tranquilizar mucho.

9.   La intensidad de la experiencia puede desarrollarse en ciclos u ondas. También puede funcionar como un sistema – un movimiento a través de espacios transpersonales que pueden tener un principio, un intermedio, y un final. No intentes empujarlo mucho para moverlo.

10.               No va a ser para siempre: si están lo suficientemente conscientes como para preocuparse por su salud, asegúrales que es un estado provocado por un psicoactivo y que pronto regresarán a su estado mental original.

11.               Explícale que está experimentando los efectos de un psicoactivo (Si sabes cual, dile) y que es normal (aunque no tan común) pasar por crisis espirituales y que (al igual que miles antes de él) va a estar bien si se relaja y deja que la sustancia siga su curso.

12.               Respiración: respira con él. Si está lo suficientemente conectado como para estar presente mientras lo asistes, dile que te acompañe con respiraciones largas y profundas. Si está demasiado lejos a con pánico, puedes poner una mano en su ombligo e incluso presionar suavemente diciéndole, “respira hasta acá abajo”, “sigue respirando, así es, ya lo tienes”.

13.               Relajación. Puede ser muy difícil relajarse en medio de una experiencia en la que siente que se está muriendo o está siendo jalado por demonios, pero dile que estás ahí para asegurarte de que nada le pase a su cuerpo físico. Una de las cosas más importantes durante procesos internos muy difíciles es aprender a estar bien con ellos, aprender a relajar el intento por detener la experiencia, y simplemente dejar que suceda.

14.               Ponerse meditativos. Sugerir suavemente que cierre sus ojos y se enfoque en su interior puede muchas veces cambiar el curso de la experiencia.

15.               Quitarse los zapatos y calcetines y poner los pies directamente sobre la tierra puede  ayudar a centrar y aterrizar.

16.               Si la persona no está actuando de una manera paranoide o con miedo de ti, asegúrate de incluir mucho contacto visual.

17.               Aclárales que todo el mundo puede estar cayendo en pedazos para ellos, pero todo está bien para ti.

18.               Envolver completamente a la persona en una cobija grande y ancha puede servir en casos agudos de crisis.

19.               Las crisis son una parte natural del proceso psicológico humano y una buena manera de enfrentarlas es como un proceso de sanación en vez de un problema que debe detenerse.

 

Resumen

Enfrentarse a las crisis psiquedélicas puede ser muy desconcertante tanto para el participante como para los cuidadores y observadores, sin embargo generalmente son manejables con una evaluación cuidadosa y una respuesta (acción) tranquila y decidida. Para la persona que tuvo el episodio, la integración de la experiencia una vez que la fase aguda ha pasado es tan importante como lo es enfrentar la crisis en sí misma. En la red de terapeutas del “Servicio de Emergencia Espiritual” www.emergenciaespiritual.com pueden encontrarse psicoterapeutas con experiencia en estados alterados de consciencia que ayuden a integrar la experiencia.

2. SITUACIONES CRÍTICAS O POTENCIALMENTE MORTALES

 Como se mencionó antes, en general las sustancias psiquedélicas más comunes (LSD, DMT, Psilocibina, Mezcalina) no son muy peligrosas por sí mismas, sin embargo la combinación con otras drogas ilícitas o farmacológicas, principalmente antidepresivos, puede provocar una situación crítica.

En el mercado negro es muy frecuente la venta de anfetaminas, químicos experimentales, o una combinación de éstos bajo nombres de psiquedélicos auténticos. Si no has analizado las sustancias tú mismo, no puedes asegurar que lo que compraste es realmente un psiquedélico puro.

También es importante una condición física estable: epilepsia; problemas graves en sistema circulatorio, riñones, e hígado requieren especial atención.

1.   ¿Quién está disponible para ayudarte? Dentro de lo posible busca a alguien con experiencia en emergencias médicas.

2.   Si la persona está convulsionando. Afloja la ropa, utiliza cojines y ajusta la posición del cuerpo de la persona para evitar lesiones y asfixia. Las convulsiones pueden ser muy graves y son más riesgosas si tienen largas duraciones o si suceden con mayor frecuencia. En los peores casos pueden causar daño cerebral permanente.

3.   Si la persona está consciente. Busca signos que revelen qué fue lo que se tomó: tensión severa en las mandíbulas se asocia generalmente con MDMA u otros estimulantes. Busca señales de nistagmo (movimientos oculares involuntarios o incontrolables), también un signo de uso de estimulantes.  Busca señales de sudoración, o escalofríos y cúbrelo con una manta sí parece estar temblando.

4.   Si la persona está inconsciente. Intenta despertarlo cuidadosamente. Agítalo suavemente, háblale con voz firme (“¿Estás bien? ¿Debo llamar a un médico?”). Si está vomitando acomódalo de lado para que el vómito pueda salir de su boca (y no se ahogue). Trata de distinguir si la persona está en coma o si es un estado disociado.

5.   Si la persona no respira. Trata de conseguir que su respiración continúe en marcha. Afloja la ropa. Agita suavemente. Despeja la vías respiratorias, sobre todo si ha vomitado. Respiración de rescate puede ser realizada por una persona que sepa hacerlo.

6.   Si el corazón de la persona no está latiendo. La RCP puede ser utilizada.

7.   Llama a emergencias. Recuerda que se necesitará tiempo para recibir asistencia y hay que estar preparados para la llegada de vehículos de emergencia y posiblemente agentes de la policía. Abre espacio para que el personal de emergencia pueda llegar hasta la persona. Si estas en una fiesta, consigue que se apague la música, y que se haga un anuncio para localizar amigos… si hay alguno disponible.

Esta puede ser una decisión difícil en muchas situaciones pero en este momento estamos hablando de un evento que amenaza contra la vida. Las consecuencias de las llamadas de ayuda exterior serán mucho menos graves que las consecuencias de la pérdida de una vida.

 

II. REFLEXIONES PARA LÍDERES DE GRUPOS EN CONTEXTOS CEREMONIALES, PSICOTERAPÉUTICOS, O CREATIVOS.

Comprender la dinámica de la experiencia psiquedélica es absolutamente necesario para una intervención efectiva.

 A diferencia de otras drogas opiáceas, estimulantes, y psiquiátricas; algo particular sobre las sustancias y plantas psiquedélicas es que no generan un estado específico con ciertas características estereotípicas en relación a la droga psiquedélica. Más bien estas sustancias pueden ser comprendidas como amplificadores o catalizadores (no específicos) de la consciencia, que permiten acceso a espacios ocultos de la mente. De esta manera activan profundos depósitos de material inconsciente trayéndolo a la superficie y permitiendo que sea experimentado directamente. No es una experiencia externa ficticia, no es un “estado LSD” o “estado Ayahuasca”, es un viaje hacia las profundidades de nuestra propia mente. Los fenómenos que surgen durante la travesía – imágenes, pensamientos, emociones y procesos psicosomáticos- deben entenderse como manifestaciones de la psique del que la experimenta, no como síntomas de una “psicosis tóxica química”.

Una experiencia psiquedélica difícil representa una exteriorización de una matriz potencialmente patológica del inconsciente del individuo. Si es manejada correctamente, una crisis psiquedélica tiene gran potencial positivo y puede resultar en profunda transformación de la personalidad. (Grof, 2001)

Bajo cualquier circunstancia siempre se debe honrar y respetar a la persona que está teniendo la crisis incluso si no entendemos lo que está pasando (Manteniendo en mente que la persona puede estar en un nivel más avanzado que nosotros, en mundos desconocidos para nosotros, o reviviendo un trauma que nosotros no podemos comprender). Simplemente servimos como un lugar de descanso, un centro silencioso.

Generalmente hay una tendencia a dominar al otro con nuestro conocimiento, sabiduría, e insight. Así que deja de lado todo el conocimiento que creas tener sobre las experiencias del otro. Sólo estate con él, escucha, y observa sin juicio. Presta total atención permitiendo al otro expresarse y comunicarte lo que sea que él quiera.

En una experiencia y crisis psiquedélica, la persona puede reaccionar proyectando sentimientos o experiencias hacia el sanador/sitter.  Puede ser una transferencia sexual, demoniaca, o divina; cuando esto suceda es importante simplemente quedarse ahí, no defenderse de la transferencia.

Presta atención al lenguaje corporal mientras escuchas lo que está siendo expresado verbalmente y emocionalmente. Sigue la expresión de la persona. Si tienen mucha energía, permite que se mueva la energía, deja que se exprese sola (proporcionando un espacio seguro) en cualquier forma: temblando descontroladamente, con posturas de yoga, danzando, a través de movimientos de tipo ritualista o kundalini, hiperventilando, pegándole a un cojín…

Si la persona quiere hablar, si salen sonidos descontrolados, apoya la expresión, cualquiera que sea: Gritos, sonidos de animales, glosolalia (hablar en lengua), llanto, lamento, o frases repetitivas.

Es importante que el sanador/sitter confíe en su manera de trabajar. La confianza en el método se refleja en tu actitud frente a la crisis y a su vez genera confianza en la persona.

     S.S.S.: Set, Setting, Substance – Probablemente aquello que más ayuda a que una experiencia psiquedélica difícil concluya de manera positiva es la preparación previa a la experiencia. Nunca sabemos en qué momento o en que individuo pueda surgir material inconsciente de ésta manera; como líderes, es indispensable siempre antes asegurarse de propiciar un buen estado mental; una actitud de aprendiz y de curiosidad de parte del participante y sobretodo confianza y una buena alianza terapéutica (entre el líder/sitter y el participante) previa a la experiencia. Esto puede mejorar completamente el resultado. Así mismo es importante contar con un entorno cálido y amable, libre de precipicios u objetos peligrosos, que permita a la persona soltarse y relajarse.

Confiar, dejar ir, mantener la apertura – Estas palabras pueden ser mencionadas a la persona antes de la experiencia o pueden también ser recordadas como un mantra durante una crisis. -Confía en la medicina (la planta o la sustancia), confía en el proceso, confía en la sabiduría de los ancestros, en la sabiduría inherente de nuestros cuerpos, mentes, y almas. Deja ir cualquier expectativa, agenda, idea preconcebida, temor, tensión, bloqueo. Y mantén la apertura a lo que sea que surja.-

        En general los métodos supresivos empeoran la situación a largo plazo. Si la crisis surge dentro de un contexto ceremonial o terapéutico, y no atenta contra la salud física del individuo o de aquellos que lo rodean, debe evitarse la remisión a ambientes psiquiátricos aunque la crisis dure muchas más horas de lo común, pues puede empeorar la situación generando un trauma más profundo. Los métodos evitativos comúnmente utilizados en técnicas de autoayuda y demás, aunque menos nocivos que los supresivos usados en la psiquiatría convencional, también pueden ser contraproducentes. Tratar de distraer a la persona para que piense en otra cosa, mostrándole fotos o involucrándolo en conversaciones superficiales no ayuda durante crisis agudas. La idea de mantener ocupado al individuo  con ese tipo de acciones como para hacer tiempo y que el efecto farmacológico de la sustancia se pase sigue basado en la suposición errónea de que la droga/planta fue la que creó el problema. Cuando nos damos cuenta de que estamos lidiando con dinámicas del inconsciente y no un estado farmacológico, se obvia la poca visión de esta aproximación. El peligro de usar este tipo de técnicas supresivas o evitativas radica en el fracaso por confrontar y resolver el material inconsciente que subyace bajo la crisis emocional y psicosomática. Las sesiones psiquedélicas en las que la Gestalt emergente no es completada conducen a reacciones prolongadas, secuelas emocionales y físicas, y “flashbacks”.

      Toda verdadera experiencia psiquedélica, incluso una que comúnmente llamaría “mal viaje”, es sagrada. Yo le llamo “viaje confrontativo”. En culturas chamánicas, incluso un brote psicótico inducido por un psiquedelico, es parte de la iniciación.

Así que recuerda el camino de los ancianos: esto es un proceso, un proceso de despertar, sanar, y finalmente celebrar la vida.

Para un terapeuta experimentado una sesión psiquedélica fallida no es una en la que la persona experimenta pánico, ansiedad, tendencias autodestructivas, culpa abismal, pérdida del control, o sensaciones físicas complicadas. Si es adecuadamente manejada, una experiencia psiquedélica difícil puede conllevar a logros terapéuticos importantes. Puede facilitar la resolución de problemas que han molestado a la persona de manera sutil durante años contaminando su vida diaria. Una sesión fallida es aquella en la que una vez que comienzan a surgir los sentimientos difíciles, el sujeto no se rinde completamente al proceso, y la Gestalt permanece irresuelta.

Integración

La integración es igual de importante que la experiencia. Después de una experiencia psiquedélica difícil o emergencia espiritual, es recomendable encontrar una persona que pueda apoyar el proceso de integración y resolver cualquier Gestalt incompleta. Se recomiendan elementos como psicoterapia transpersonal, respiración holotrópica, trabajo chamánico de integración, mindfulness/meditación, trabajo corporal (masajes etc.) y energético (acupuntura, reiki, qi gong), y/o expresión artística como música, danza, pintura, y escultura.

APÉNDICE I – ANTÍDOTOS

      Si por alguna razón los consejos psicológicos mencionados en este escrito no son suficientes, las personas de apoyo, terapeutas, o sitters ya no pueden ayudar; o hay preocupación de peligro por una reacción psicosomática muy fuerte debido a la crisis; lo más adecuado es usar benzodiacepinas. Las benzodiacepinas pueden usarse para tratar los casos de pánico, ansiedad extrema, paranoia, agitación, y espasmos musculares. El diazepam (Valium) puede usarse en dosis de entre 2mg-5mg para casos de ansiedad leve o entre 10mg-30mg para ataques agudos y extremos. El alprazolam (Tafil) tarda menos tiempo en hacer efecto y puede ser más útil que el Valium para tratar episodios agudos. Las pastillas de Tafil pueden ser masticadas para apresurar el efecto (tienen un sabor amargo fuerte pero pueden combinarse con un dulce). La dosis varía de 0.25mg- 1mg para ansiedad leve y 1-3mg para ataques agudos y extremos. Ambos diazepam y alprazolam son controlados y requieren receta médica.

Los antipsicóticos solo deberán usarse cuando la persona que transcurre por la crisis está siendo demasiado expresiva o físicamente violenta. En estos casos se puede usar Haloperidol que puede controlar casos de hiperactividad, agitación y manía; o Risperidona uno de los antipsicóticos más comúnmente usados para tratar casos de episodios psicóticos inducidos por alucinógenos. Debe evitarse el uso de clorpromazina a pesar de que es uno de los antipsicóticos más comunes debido a que genera una experiencia psicológica negativa al ser combinado con psiquedelicos y puede ser percibido como una tortura resultando en trauma.


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