Mandragora

 

 

 

 

Mandrágora

DATOS GENERALES

Origen

Antiguos documentos describen a la mandrágora como una planta que: "adormece el primer día y vuelve loco el segundo" (4). La Mandragora officinarum o Atropa mandrágora es notable por la influencia que ejerció en Europa durante el medioevo. Los campesinos de aquellos tiempos le tenían horror porque creían que poseía ciertas características humanas. En los textos de magia se habla de ella con verdadero culto. Contribuyeron mucho a la celebridad de esta planta los charlatanes que vendían su raíz en altísimos precios, gracias a las cualidades que le atribuían y a las que el vulgo daba completo crédito.

Etimología

La palabra mandrágora es de origen griego y quiere decir "dañino para el ganado".

 

QUÍMICA

Identificación

 

Esta planta crece en bosques sombríos, a la vereda de ríos y arroyos donde la luz del sol no penetra. Su raíz es gruesa, larga, generalmente dividida en dos o tres ramificaciones de color blancuzco que se extienden por el suelo; sus hojas son de un tono verde oscuro; sus flores son blancas, ligeramente teñidas de púrpura; el fruto es parecido a una manzana pequeña y exhala un olor fétido.

 

Composición

El principio activo de la mandrágora es la atropina, aunque también contiene cantidades menores de escopolamina.

 

Formas de adulteración

La literatura reporta casos en los que varias personas fueron estafadas con plantas similares cuyas raíces se cortaban de una forma parecida a la de la mandrágora para hacerlas pasar por ésta.

 

FARMACOLOGÍA

Mecanismo de acción y formas de empleo

Se sabe que la mandrágora se administra en forma oral. Como contiene principalmente atropina, se comporta de manera similar a la belladona: en dosis bajas bloquea los receptores de la acetilcolina deprimiendo los impulsos de las terminales nerviosas; mientras que en dosis elevadas, provoca una estimulación antes de la depresión.

Usos terapéuticos

En la medicina antigua las hojas de mandrágora hervidas en leche se aplicaban a las úlceras; la raíz fresca se usaba como purgante; y macerada y mezclada con alcohol se administraba oralmente para producir sueño o analgesia en dolores reumáticos, ataques convulsivos e incluso de melancolía. En tiempos de Plinio se empleaba como anestésico dándole al paciente un pedazo de raíz para que la comiera antes de realizar una operación.

Dosificación

No existen registros de dosificaciones exactas. Únicamente hay menciones en el sentido de que su uso en pequeñas cantidades era seguro, mientras que en dosis  mayores provocaba delirios y locura o muerte por intoxicación.

Efectos psicológicos y fisiológicos

En una página de Internet se encuentra el siguiente relato anónimo presuntamente transmitido desde alguna universidad de Berlín el 24 de enero de 1994:

Recientemente tuve un día libre en el trabajo y decidí pasarlo experimentando con la raíz de mandrágora. La mandrágora contiene escopolamina, que (junto con la atropina) también se encuentra en la belladona. Ambas se usaban comúnmente en las "pociones de las brujas" para inducir experiencias extracorporales, así es que mi plan consistía en tratar de salir de mi cuerpo. Se supone que estas drogas causan algunos desagradables (pero, pensé, alucinógenos) efectos.

Bueno, como un compañero de cuarto usó mandrágora el año pasado en una cierta dosis sin efectos notables suficientes, decidí hacer un té mucho más fuerte con ella. Como es muy amarga le añadí melaza para endulzarla, su sabor me quedó asociado y ahora ya no soporto el olor de la melaza. Hice aproximadamente 1.5-2 pintas [una pinta equivale a 0.47 litros, o sea que preparó menos de 3 litros] de té con cerca de 6 cucharadas grandes de mandrágora. Le di un gran trago, nada. Tomé otro vaso. Experimenté una vaga sensación, pensé "a lo mejor ya viene" y me acosté para concentrarme en ello. Me desvanecí como diez minutos así es que tomé más. Jugué por allí con vagos efectos durante un rato, tomando enormes tragos para obtener mayores efectos. Eventualmente me rendí y fui a comer. No sentí ningún efecto.

Tan pronto como comí una comida de tamaño regular, me empezó a doler el estómago. Me tendí en la cama un rato, sintiendo que tenía indigestión. Bueno, esa sensación se convirtió en la peor experiencia con drogas que puede imaginar que tendría. No involucró ninguna alteración de conciencia, exceptuando la que me ocasionaron oleadas de frío, el vómito continuo... y las toneladas de agua que tomé para mantener la hidratación. Casi hice que me llevaran al hospital, aun sabiendo lo bárbaros que son allí con las drogas (una amiga cometió el error de ir a pedir ayuda durante un paso con hongos y lo único que hicieron fue interrogarla casi una hora sobre dónde consiguió los hongos).

Eventualmente mi novia encontró un texto sobre la mandrágora que decía que podía usarse como emético, un muy poderoso emético, pero que era inútil porque había otras hierbas menos peligrosas que tenían los mismos efectos. Decían que si por alguna razón la usaste, debías preparar un té de aproximadamente 1/6 de la concentración del que yo hice, y beber una cucharada cada hora durante cuatro horas. ¡Santa mierda, tuve que tomar como dos pintas [casi un litro] de esa mierda!

Moraleja de la historia: Adiérete a lo legítimo: las drogas ilegales.

(esto es una traducción de un texto que encontré en un foro (alt.drugs: seb3502@ocvaxa.cc.oberlin.edu)

Potencial de dependencia

Aunque no hay investigaciones al respecto, es poco probable que la mandrágora genere tolerancia o adicción física o psicológica, por lo que no se espera ningún síndrome abstinencial a partir de su retiro.

¿QUÉ HACER EN CASO DE EMERGENCIA?

La mandrágora es bastante tóxica, pero su escasez y la dificultad que existe para cultivarla han hecho que los casos provocados por su envenenamiento sean muy raros. Sus síntomas son análogos a los de la belladona y se recomienda provocar el vómito o lavar el estómago con 2 a 4 litros de agua, de preferencia con carbón activado. Si los síntomas son graves (por ejemplo, cambios bruscos de temperatura o taquicardia muy rápida), se da silicato de fisostigmina, 1 mg por vía intravenosa en cinco minutos con vigilancia electrocardiográfica hasta controlar los síntomas. La fisostigmina se reserva específicamente para el envenenamiento por atropina. (11)

HECHOS INTERESANTES

Régimen legal actual

Aunque difícil, el cultivo de la mandrágora es legal y puede comerciarse libremente.

La hija del hombre

Se supone que Julieta empleó un elixir preparado con mandrágora para fingir su muerte, mientras que Romeo se envenenó con acónito. En vista de que su raíz suele bifurcase, eso ha hecho que a la mandrágora se le compare con un cuerpo humano. Teofrasto la llama antropomorfis; Cumela, similis-homo; Eldal, árbol de cara de hombre, y las tradiciones populares, hombrecillo plantado... Un médico francés llamado Laurent Catelan aseguraba que «la mandrágora procede del esperma  de un hombre, que en la germinación de esta planta hace el oficio y el efecto del grano», esperma preferentemente "de hombres colgados de la horca o aplastados por las ruedas... licuándose y vertiéndose con la grasa, cayendo gota a gota en tierra (que, sin duda, por la frecuencia de los cadáveres colgados, debe de estar feraz y untuosa como la de un cementerio)." (4)

Ritos para cortar la mandrágora
Supuestamente, el destino del poseedor de una mandrágora se vería dichosamente influido por ella, pero su extracción se consideraba altamente peligrosa. Según cuenta Arias Carbajal, se creía que cuando la arrancaban del suelo, el hombrecillo encerrado en ella despedía ayes lastimeros y agudos gemidos. "Era menester cogerla bajo una horca, observando ritos particulares, y solamente en determinadas condiciones disfrutaba de todas sus propiedades." (1)

Según Paul Sedir, Teofrasto aconsejaba trazar tres círculos con una espada en torno a la planta y arrancarla mirando al Oriente. Se supone que los gemidos que emitía la planta eran capaces de matar a quien los escuchara, por lo que en la Edad Media ataban a un perro hambriento al cuello de la raíz, ponían fuera de su alcance un pedazo de carne y se alejaban a todo correr. Cuando el can, tirando de la cuerda, arrancaba la mandrágora, él era quien oía el grito que daba la muerte. (20)

 

La mandrágora contra la posesión y la infertilidad

En su Herbarium, Apuleius prescribe "para la idiotez, que es enfermedad del diablo o posesión demoniaca, tomar del cuerpo de la planta llamada mandrágora el peso de tres peniques, administrarla para beber en agua caliente... el enfermo pronto se curará." (8) Las creencias más arraigadas durante esta época consideran también que la mandrágora elimina la esterilidad; de hecho hay referencias bíblicas en este sentido (Génesis XXX.14).

Nicolás Maquiavelo utilizó esta creencia para burlarse de sus contemporáneos en la más extraordinaria de las comedias del Renacimiento llamada precisamente La mandrágora, cuya trama gira en torno a las vicisitudes de una pareja estéril que intenta conseguir la planta. Nicia, el marido, consulta a un charlatán:

CALLIMACO: Podría proceder de vos la esterilidad, a causa de la impotencia; si éste fuese el caso, no habría ningún remedio.

NICIA: ¿Impotente, yo? ¡Me da risa! No creo que haya en Florencia hombre más gallardo y más cachondo que yo.

CALLIMACO: Si de esto no se trata, alegraos... Vos debéis entender bien esto: no existe cosa más segura para preñar a una mujer que darle a beber una poción hecha de mandrágora. Ésta es una cosa que yo experimenté muchas veces; y si no fuese por esto, la reina de Francia aún sería estéril, y lo mismo una infinidad de otras princesas de aquel estado.

Toda vez persuadido de los beneficios de la planta Nicia acepta pagar por el remedio. Los enredos comienzan cuando el charlatán añade al mito uno nuevo:

CALLIMACO: Pero hay que pensar en otra cosa: el hombre que primero se acueste con ella después de que ella tome la poción morirá en ocho días y nadie lo salva.

NICIA: ¡Coño! No quiero esa porquería; ¡tú no me la darás! ¡Bien me queréis joder vosotros!

CALLIMACO: Calmáos que hay un remedio... Que otro duerma con ella enseguida para que, estando con ella una noche, absorba la infección de la mandrágora. Luego vos podéis acostaros sin peligro. (16)

Y así, la mandrágora termina siendo en esta comedia lo que el médico francés pretendía: semilla de hombre germinada. 

La mandrágora usada por brujos y magos

Según comenta el Dr. Krumm-Heller, experto esoterista, la mayor parte de los procesos de Inquisición tuvieron como cuerpo del delito manipulaciones con mandrágora y cuenta que para la iglesia católica medieval, "el Arzobispo Eberhaard murió en el año 1066 debido a un maleficio hecho con esta hierba, y sobre su tumba hay una lápida que hasta hoy mismo es admirada por los turistas donde se relata este hecho". (14)

Este autor dice que los magos-médicos se ocupan de esta planta "para extraerle la parte de Dios que cura enfermedades", mientras que los brujos la usan "para hacer el mal".

 

Dice que la magia blanca obtiene excelentes resultados para curar todas las enfermedades de los órganos sexuales, los riñones y, sobre todo, "es el remedio por excelencia contra los males del bazo, y el bazo tiene gran importancia astral. Por eso es que para la medicina religiosa como la practicamos nosotros, se usa una cantidad pequeñísima sólo para el efecto astral". (14)

 

FUENTES DE CONSULTA ACERCA DE LAS PLANTAS SOLANÁCEAS

1. Arias Carbajal: Plantas que curan y matan, Editores Mexicanos Unidos, México, 1990.
2. Jesús Callejo Cabo: La historia oculta del mundo vegetal, Aguilar, Madrid, 1996.
3. Brailowsky, Simón: Las sustancias de los sueños: Neuropsicofarmacología. FCE-CONACYT, México,  1995
4. Brau, Jean-Louis: Historia de las drogas, Bruguera, España, 1973.
5. Callejas Cabo, Jesús: La historia oculta del mundo vegetal, Aguilar, Madrid, 1996
6. Crowley, Viviane: La antigua religión en la nueva era. La brujería a examen, Arias M. Editores, Barcelona, 1991
7. Dumas, Alejandro: "Toxicología" en El Conde de Montecristo Porrúa, México, 1980.
8. Escohotado, Antonio: Historia General de las Drogas, Tomo I, Alianza Editorial, Madrid, 1994.
9. García Piñeiro, Juan José: En busca de las plantas sagradas, Col. Nagual, Ed. Gaia, España, 1996.
10. Gellerman, David: Cultural uses of hallucinogens, Internet.
11. Goodman, Alfred et allGoodman y Gilman. 
Las bases farmacológicas de la terapéutica, 8va. Edición, Panamericana, Argentina, 1991.
12. Grieve, M.: A Modern Herbal, Internet (ya no está en la dirección que estaba cuando lo consulté).
13. Heffern, Richard: Secrets of the mind-altering plants of Mexico, Piramid Books, USA, 1974.
14. Krumm-Heller: Plantas sagradas, Kier, Buenos Aires, 1987.
15. Magnus, Brunus: Gran libro de la magia del incienso, hierbas y aceites, Edicomunicación, España, 1992.
16. Maquiavelo, Nicolás: La mandrágora, Fontamara, México, 1987.
17. Paracelso: Botánica oculta. Las plantas mágicas, Kier, Argentina, 1975.
18. Saury, Alan: Las plantas fumables, Mandala ediciones, 1980, España.
19. Schultes, R.E. y Hofmann, A.: Plantas de los Dioses: orígenes del uso de los alucinógenos, FCE, México, 1993.
20. Sédir, Paul: Las plantas mágicas, Edicomunicaciones, Barcelona, 1991.
21. Uyldert, Mellie: Esoterismo de las plantas, La tabla de esmeralda, Edaf, España, 1982.

 


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