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DATOS GENERALES Origen Las plantas llamadas bado (Turbina corymbosa) y bado negro (Ipomea violacea), son originarias del sureste mexicano y constituyen uno de los principales alucinógenos sagrados de chinatecos, mixtecas, mazatecos, zapotecas y otros grupos indígenas de Oaxaca. El ritual moderno realizado con semillas de ololiuqui incorpora muchos elementos cristianos. De hecho los nombres de semillas de la virgen o semillas del manto de María, muestran un sincretismo de lo cristiano con lo pagano e indican claramente que ambas especies se consideran como regalos divinos. Su primera mención data de 1651, de los escritos de Francisco Hernández, el médico personal del Rey de España que pasó varios años en México estudiando las plantas medicinales que utilizaban los indígenas. En su Historia general de las cosas en la Nueva España, Sahagún describe: "Hay una planta que llaman coatl xoxouhqui [serpiente verde]. Da un grano que lleva el nombre de ololiuqui [cosa redonda]. Embriaga y vuelve loco… es medicinal." (1) Etimología y denominaciones En México las semillas de bado (Turbina corymbosa) y badoh negro (Ipomea violacea), se conocen genéricamente como semillas de ololiuqui, semillas maravilla o semillas del manto de María. QUIMICA Ipomea violacea: es una enredadera anual de hojas ovaladas. Las flores tienen forma de campana, pueden variar de violetas a púrpuras y miden de 5 a 7 cm de ancho. Las semillas ovaladas son negras. Composición
Formas de adulteración No existen. Mecanismo de acción y formas de empleo Las semillas se muelen con agua y después se cuelan (si se tragan completas no hacen efecto). Se beben con bastante agua. Los efectos comienzan aproximadamente 30 después de la ingestión y duran alrededor de 5 horas. Los alcaloides de ololiuqui están íntimamente relacionados con la serotonina y provocan alteraciones perceptivas. Usos terapéuticos En 1651, el médico español Francisco Hernández informó que la planta de ololiuhqui: "cura la sífilis y mitiga el dolor producido por los escalofríos. Alivia la flatulencia y remueve tumores. Si se mezcla con un poco de resina, desvanece los escalofríos y estimula y ayuda en alto grado en casos de dislocaciones, fracturas y problemas pélvicos de la mujer." (10) Sahagún consignó también que: "Esta planta es medicinal cuando se usa exteriormente en polvo, aplicándola al dolor, en caso de gota." (3) Dosificación Se sabe que en Oaxaca a las semillas negras de Ipomea violacea se les llama machos y son las que toman los hombres; las mujeres ingieren las semillas cafés de Turbina corymbosa, llamadas hembras. Según los chamanes, las negras son más potentes que las cafés. Tomando como referencia las primeras, ellos calculan la dosis en siete o múltiplos de siete. De esta manera tenemos que las dosis bajas son de 7 semillas, las medias de 14 o 13 (por ser éste el número del espíritu protector) y las altas de 21. Aunque no hay datos concretos al respecto, parece ser que cantidades mayores pueden resultar letales. En el caso de las semillas hembra, las dosis se duplican. Efectos psicológicos y fisiológicos Shultes y Hofmann refieren en Plantas de los dioses lo siguiente: Los nativos dicen que la intoxicación dura tres horas y que tiene efectos posteriores desagradables… comienza rápidamente con alucinaciones visuales. Puede presentarse un estado intermedio de vértigo seguido por lasitud, euforia, modorra y una narcosis hipnótica… Las visiones son a menudo grotescas, retratan gentes o eventos. (10)
En gran parte la experiencia pareció ser leve; no hubo verdaderas alucinaciones, y sólo se presentaron alteraciones menores en mi percepción. En algún momento durante la experiencia, comencé a cobrar conciencia de un sentimiento de tremenda paz que nunca antes había tenido. Aunque estaba recostado en esos momentos, traté de dormirme porque pensaba que si me dormía me sería imposible disfrutar la sensación de esa tremenda paz. No sentía ninguna molestia, estaba completamente libre de preocupaciones. Desee que esos sentimientos duraran por siempre. Finalmente me dormí y desperté pocas horas después sintiéndome de lo más normal. (5) Prácticamente no hay datos sobre sus efectos fisiológicos. Únicamente se sabe que ocasionan náuseas. Potencial de dependencia Parece ser que no hay evidencias sobre casos de adicción física o psicológica. Su potencial de tolerancia se desconoce. ¿QUÉ HACER EN CASO DE EMERGENCIA? La ergonovina contenida en estas semillas tiene un efecto vasoconstrictor que en grandes cantidades puede producir amnesia y posible daño cerebral, por lo que es necesario buscar ayuda médica ante cualquier sospecha de sobredosificación. Los principales alcaloides del ololiuqui, la amida del ácido lisérgico y la hidroxietilamida del ácido lisérgico pertenecen a la Lista I. Aunque la ergonovina está incluida en la Lista II y es un agente terapéutico de gran demanda, no hay cultivos de estas especies para cubrir las necesidades lícitas ya el alcaloide se extrae también de otras fuentes. El uso prehispánico del ololiuqui Enloquecimientos con ololiuqui
De acuerdo al misionero Sahagún el ololiuqui "embriaga y vuelve loco" y los brujos lo hacían beber o comer a los que odiaban para hacerles daño. Roger Heim, en su estudio de los hongos tóxicos y alucinógenos, expone conjeturas de ciertos autores respecto a que "la Princesa Carlota de Bélgica, quien perdió el juicio después de la ejecución de su esposo Maximiliano de México habría podido ser envenenada, sin ella saberlo, con Ololiuqui". (3) En la zona de Oaxaca el ololiuqui es uno de los enteógenos más importantes para la adivinación y los rituales curativos. María Sabina dice de ellas: "Existen otras plantas llamadas semillas de la Virgen. Estas semillas fueron creadas por la Virgen. Yo no uso las semillas, aunque algunos sabios las usan." (4) El nombre chinateco que reciben, a-mu-kia, significa "medicina para la adivinación". La antropóloga Elsie Parsons identifica al ololiuqui de los aztecas con una planta que en Oaxaca los zapotecos llaman badoh, que significa "pequeño niño": "una referencia al pequeño infante que se le aparece a la persona que consume las semillas. Este infante, un niño o una niña, le informa al usuario sobre la localización de objetos perdidos. De hecho, el único uso real de esta planta en Mitla es aparentemente en la adivinación, principalmente para localizar objetos perdidos". (5) La anterior no es la única referencia sobre la aparición de infantes durante los efectos del ololiuqui. En otros rituales oaxaqueños de orientación curativa se afirma que "durante la intoxicación, aparecen ciertos 'intermediarios', las fantásticas badu-win, dos niñas vestidas de blanco, quienes revelan las causas de la enfermedad o el oráculo." (10) En este tipo de curaciones las semillas deben ser recolectadas por la persona que va a ser tratada y deber ser molidas por una mujer virgen en un metate. Tanto el paciente como el curandero las toman por la noche en un lugar apartado y silencioso. Las primeras personas que observaron estos ritos entre los indígenas se mostraron verdaderamente sorprendidos: Es notable la gran fe que estos nativos tienen en la semilla… la consultan como un oráculo para aprender muchas cosas… especialmente aquellas relacionadas con el poder de la mente humana para penetrar. Consultan esto a través de sus engañosos doctores, quienes practican la ingestión de ololiuqui como una profesión… El doctor determina el día y la hora en que debe tomarse la bebida y establece la razón por la cual el paciente debe hacerlo… Finalmente el que bebe ololiuqui deberá recluirse en su habitación… nadie deberá entrar durante la adivinación… Cuando concluye el delirio, el doctor sale de su reclusión recitando miles de invenciones que mantienen alucinado al paciente. (10). Esencias Chamánicas de México: semillas y flores
El ser humano está constituido casi por un 80% de agua y se supone que esta agua contiene información de sucesos que nos han ocurrido desde el momento de nuestra concepción hasta el tiempo presente, además de información de sucesos acaecidos a cualquiera de nuestros ancestros y que se han venido transmitiendo en nuestro linaje genético. La capacidad del agua de ser afectada por las vibraciones está estrechamente relacionada con la actividad terapéutica de los remedios homeopáticos, de las esencias o elixires florales y con varias otras terapias alternativas. Se supone que la homeopatía y los remedios florales actúan debido a dicha capacidad del agua de guardar en su memoria, frecuencias vibratorias que al encontrar un nuevo hidroambiente comparten con éste su información. La hipótesis es que esta información resuena vibracionalmente con la información pre-contenida por el líquido corporal de destino y por lo tanto se reproduce un fenómeno dependiente de la ley física que establece que “si dos fuerzas energéticas de igual frecuencia y potencial se anteponen una a la otra, el resultado es la anulación de ambas”, así si oponemos un haz de luz a otro idéntico, el resultado será la oscuridad o bien, si se tratara de ondas de sonido, el resultado sería el silencio. En el caso de las Esencias Chamánicas de México la información que contienen ayuda a anular memorias inconscientes de traumas personales o transpersonales (o sea pertenecientes a nuestros ancestros o a nosotros mismos pero antes de nacer). Varios terapeutas que han trabajado con ellos, como el Dr. Eduardo Grecco, afirman: Los remedios Chamánicos que nos aporta el doctor Solana han demostrado en el trabajo clínico una eficacia significativa para alcanzar niveles muy arcaicos de los patrones ancestrales que nos atan al pasado y nos condenan a quedar prisioneros de circuitos de repetición de conductas. De esta manera he podido comprobar en mi práctica terapéutica personal, y en la de muchos de mis alumnos supervisados, que estos remedios ayudan significativamente, no sólo al alivio del dolor, sino a la transformación que nos ponen en el camino de la curación. (15)
Una de las más gratas sorpresas que tuve cuando me mudé a vivir en 1998 a una pequeña casa en Tepoztlán al pie de una montaña junto al río fue que recién llegadas las lluvias, comenzó a trepar por un árbol que había detrás una hermosa enredadera que resultó ser, ante mi enorme agradecimiento, una Ipomea violacea. Cuando la enredadera se secó mis amigos llegaron a recolectar semillas y a mí me quedaron unas cuantas. Con 13 pares de ellas molidas hice una infusión que herví durante dos horas y media aproximadamente. Desgraciadamente el día que se me ocurrió tomarla estaba en mi periodo de menstruación y tuve unos cólicos increíblemente fuertes. Ya de por sí en esa época solía tener cólicos menstruales más o menos fuertes, pero después del té fue un verdadero martirio. Me asusté mucho y llamé a un terapeuta amigo mío que me dio un calmante tan fuerte que me quedé dormida hasta el otro día. El resto de las semillas de esa temporada las esparcí por la ladera detrás de mi casa porque ya no tenía ganas de intentarlo nuevamente.
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