Conclusion

Espiritualidad y terapias con psicoactivos

 

  


Este es el último capítulo del libro: Los alucinógenos: de la concepción indígena a una nueva psicoterapia, de Salvador Roquet y Pierre Favreau, Ed. Prisma, México, 1981. 

CONCLUSION

En ocho años de trabajo de nuestro Instituto "Robert S. Hartman" (Asociación Albert Schweitzer, A.C.), se realizaron 720 sesiones hasta el 15 de agosto de 1974, todas ellas grabadas en cintas magnetofónicas y que, junto con el archivo correspondiente a 1700 pacientes, constituyen un material riquísimo para la investigación, no sólo en psicología y psiquiatría, sino en antropología social, sociología, filosofía y teología.

Los ocho años de trabajo en la elaboración de la técnica de psicosíntesis, nos condujeron de la mano al lineamiento de una teoría de la personalidad. La experiencia nos ha dado bases sólidas para evidenciar varios puntos comunes del ser humano, no importando edad, sexo, clase social, raza o nacionalidad, ideología o religión. Estos puntos comunes son:

Consideramos esquemáticamente y en forma elemental al hombre como un ser integrado por dos entidades: cuerpo y mente. Dicotomía cartesiana -perjudicial por haberse generalizado-concebida en correspondencia a una metodología para el estudio del hombre que ha prevalecido y que ha determinado así un desconocimiento de la última conexión e interrelación de la mente sobre el cuerpo y de éste con la mente, al grado que es imposible establecer linderos entre ambos.

A su vez, y para facilitar nuestra exposición:

Juzgarnos que la mente está integrada por el instinto y la razón. Asimismo, el instinto, es concebido como lo natural, general y común de los seres vivientes, es lo biológico; en cambio la razón es propia y específica del ser humano.

En nuestra teoría consideramos que dentro del instinto encontramos, constituyendo su núcleo y a la manera de potencial energético, lo que nuestros pacientes identificaron como sensibilidad. Creemos necesario explicar este punto con un ejemplo: sería la misma situación que se ve con el diamante al ser desprendido del seno de la tierra, resulta una piedra burda y oscura pero al tallarla luce su magnificencia. Es lo mismo que sucedería con la sensibilidad, al tallar el instinto con el buril de la razón, surge la sensibilidad y, al continuar la acción de la razón sobre ésta, se unen y emana el amor.

Conviene asentar que la connotación que queremos dar a la palabra sensibilidad es difícil de explicar. Sólo nos queda la alternativa de ejemplificarla. Y así podremos decir que por sensibilidad entendemos cierta capacidad de vibrar al unísono con otras vibraciones: humana, animal, vegetal y aun material del mundo, del universo, etc. Que también se explicaría como la capacidad de sentir sin los sentidos. Pudiera pensarse que la empatía de los psicólogos sería su equivalente o bien podría corresponder al "conocimiento intuitivo" de Bergson.

Sobre todo esto, uno de nuestros pacientes, en una experiencia de psicosíntesis, vivió y escribió lo siguiente:

..."Entonces me di cuenta de que el instinto es la fuerza que poseen todos los seres vivos y mediante el cual se regula el mundo orgánico, los animales y vegetales y se relacionan entre sí: el hambre y la sed, la respiración, el sueño, el miedo, la agresividad, el gozo de vivir, el juego y muchas otras formas de conducta animal y humana primitivas...

...Me di cuenta de un hecho insólito, sentía que a pesar de no ser una entidad definitiva y de estar cambiando a cada instante, formaba parte de una energía y de un plan que se había fraguado en algún lugar del universo y esa energía, estaba trabajando en mí, moldeándome, amasándome, convirtiéndome en átomos y moléculas sueltas que se volvían a unir, produciendo diferentes sustancias: agua, gelatina, babas, fuego, tierra, aire, carne, huesos y piel."

Como ya lo expresamos, la acción de la razón sobre el instinto y la sensibilidad harán surgir el amor; hecho que a su vez determina una reacción de la sensibilidad sobre la razón y que da origen al condicionamiento de creatividad científica y artística.

Otro de nuestros pacientes al vivenciar esto expresó:

..."Yo tenía ante mí dos universos, dos poderosas tentaciones y me era dado elegir entre ambas: la primera, mi hermosa, segura y tibia cápsula a través de la cual yo podía contemplar la segunda: el espacio abierto, libre, infinito y atractivamente luminoso. Llegado el instante no dudé en elegir. No me sedujo la tibieza y la sobreprotección y di un paso hacia la luz y elegí voluntariamente la vida, me decidí a nacer por mí mismo y contraje entusiasmado y lleno de orgullo el maravilloso privilegio de ser hombre. Eso era lo que había debajo de mi disfraz. Y no nací más grande ni más fuerte, solamente nací con los ojos abiertos a la luz, el corazón abierto al amor, la mente abierta al entendimiento.
... El amor es el arte supremo, el arte de la vida, el que como todas las artes sólo se aprende practicándolo constantemente"...

Al establecer la situación de la sensibilidad dentro del instinto, aceptamos que ella constituye el núcleo, el potencial energético y el instinto, la corteza o cubierta que lo envuelve. Por lo que el instinto es el factor que garantiza las funciones de la vida vegetativa y la vida en sí tiene como motor, como generador, la propia sensibilidad. De ahí que la sensibilidad junto con el instinto constituye la energía vital.

Recordando la primera ley de la termodinámica de que la energía es única y no se crea sino se transforma, estamos situando la energía vital al nivel de la energía mecánica, de la energía atómica, eléctrica, etc. y, considerándola simultáneamente, dentro de una sola energía, la ENERGIA UNIVERSAL.

Pero al hablar de energía universal hablamos de la fuente de toda energía y del universo en sí. Hasta este momento nos hemos mantenido en el terreno de la ciencia pero ella no nos sustenta más, por lo que llegamos al terreno de la  filosofía. Al hablar del universo estamos hablando del todo y la nada, al querer trasponerlos y buscar más allá, hacia el infinito, nos hace falta sustentación, una base en qué apoyarnos. La base de la filosofía se nos ha deslizado bajo los pies y quedamos suspendidos en el vacío que nos aterra, buscamos algo de qué asirnos, y entramos así en el campo de lo teológico; la presencia de Dios está esperándonos más allá de la nada o en la nada, más allá del todo o en el todo.

Así penetramos en su infinitud, en su inmortalidad, en su eternidad, que vislumbraremos en el momento en que dejemos establecido que la energía no desaparece ni se crea, sólo existe.

Una paciente nos dice:

..."Sentí que se me engarrotaban las manos, que no podía usarlas COMO Yo hubiera querido. Así se me quedaron paralizadas por un rato. Después se empe­zaron a suavizar, sentía en ellas una especie de energía­ eléctrica muy tenue que me las movía al compás del concierto. La energía fue tomando consistencia y acabó por ser una especie de bola que yo tenía en las manos en el momento en que yo descubría, con la sorpresa más inmensa de mi vida que toda yo era amor. Usted me preguntó qué era lo que pasaba, yo  me levanté y una fuerza que me venía de arriba, muy parecida a la que tenía en las manos pero mucho más fuerte me empezó a elevar. Lo único que veía era luz. Y lo único que sentía era una atracción irresistible. Era Dios y me llamaba, me llamaba a mí. Bajé la cabeza porque me sentía indigna, muy poca cosa. Le preguntaba muchas veces si estaba seguro de que era a mí a quien llamaba a pesar de ser tan poco como era. La fuerza se hizo más intensa Y ya no pude resistir. Me fui, me fui con El y me envolvió. Lo que sentí no puedo describirlo, las palabras que se podían acercar un poco son: felicidad, totalidad, eternidad, y ninguna de las tres sé lo que quieren decir, sólo lo sentí en ese momento...“

Por lo tanto, el hombre, manifestación de la energía, es inmortal. Amor, Dios y Energía son un mismo concepto, y el amor, producto de la sensibilidad y la razón es energía y la energía es Dios y amor, y Dios es igual a energía y amor.

Lo expuesto y las experiencias vividas a través de la investigación nos llevan ahora a construir una explicación de las enfermedades mentales en el individuo, particularmente las Neurosis, considerando a éstas como problemas en el Amor, que es energía, vida y salud. El no logro del amor, el no poderlo alcanzar, realizar, implica por lo tanto enfermedad, neurosis.

La vida es lucha, por lo tanto el dolor y el sufrimiento campean en la vida del ser; el ser humano tratará de eludir el sufrimiento y el dolor, pretensión que lo llevará a querer no sentir o por lo menos disminuir su sentir, bloqueando o limitando su sensibilidad; pero al bloquear ésta, se está deteniendo una de las dos ramas o raíces del origen del amor y por lo tanto éste es limitado en su desarrollo, distorsionándolo e impidiéndolo.

Desde el inicio de la vida, podríamos decir desde el instante de su concepción, el ser humano está expuesto a acciones sobre él, internas y externas, que pueden poner en peligro su vida misma, es decir, que lo exponen a la muerte; y esta situación es continuada a lo largo de su vivir, por lo que constantemente está bloqueando su sensibilidad ante cualquier acción, manteniéndolo en un estado de alerta continuo y permanente, de preocupación, sufrimiento y dolor ante la expectativa de la muerte, y que precisamente para disminuir todo este estado, acuerda igualmente disminuir su sensibilidad.

Este bloqueo, entonces, se gesta desde el inicio de la vida. El niño desde el momento de su concepción trae un potencial energético que es posible sea inherente a los cromosomas que aportan los elementos genéticos (genes del óvulo y del espermatozoide) y en función de su instinto de conservación queda implícito en él.

La no aceptación de su calidad de mortal y anhelo de subsistir, se afirma en la idea de su deseo de inmortalidad. Se opone, se rebela y rechaza a la muerte y comienza desde ese instante su lucha contra ella y en ésta su lucha, tiene su derrota por la misma. Surge el miedo, patente compañero desde entonces a lo largo de todo su vivir. Y es presa de la angustia existencial. Este miedo a morir, lo conduciría al miedo de vivir, porque el vivir lo expone a morir. Y así va de un enfrentamiento del vivir con el morir, de la vida con la muerte, del ser o no ser.

El miedo a vivir por morir te hace rechazar asimismo el vivir y este hecho es presente desde el instante de la concepción, desde el momento que es fecundado un óvulo por un espermatozoide, y por lo tanto al rechazo del vivir surgirá la culpa por este negarse, por este no obedecer, expresión clara de "Desobediencia Divina". ¿Estaría ahí el pecado original? ¿La culpa? Una de nuestras pacientes nos dice al respecto:

..."Siempre sintiéndome culpable, siempre eludiendo el sentimiento. ¿De qué pecados tan grandes seré culpable? ¿Del de haber nacido? ¿Por qué sin pedirlo, mis padres me dieron la vida? Si yo no pedí nacer no puedo ser culpable, los culpables son ellos, mis padres.
¿Pero cómo empezó este juicio tan largo en el que no me conformo con ser juez, y a veces adopto el papel de defensor, de fiscal, acusador, de acusado y de jurado? ¡Eres culpable! ¡Culpable de haber nacido! ¡Culpable de ser mujer!... ¡Culpable de tener sed y hambre y frío, culpable de tener miedo!"

Ya en el seno materno, cualquier desequilibrio orgánico o psíquico de la madre repercutirá en el niño, y una vez más el bloqueo de la sensibilidad será concomitante.

Mas una nueva experiencia traumática y trascendental junto con el miedo a vivir se produce en el momento del parto. La separación del ser que lo ha protegido y mantenido en vida le provoca el sentimiento de separatividad, soledad y dolor.

Durante el parto, primordialmente, se registra la sensación de ahogo (asfixia), en el descenso del producto a lo largo del túnel músculo‑esquelético constituido por: matriz, vagina v cintura pélvica. Previo a este descenso ha habido contracciones prodrómicas del útero grávido (trabajo del parto). Todo esto condiciona una actitud de pérdida de sensibilidad por la sensación de peligro que imprimen las contracciones del músculo liso uterino; la elasticidad de las paredes de la vagina; la estrechez del túnel músculo óseo de descenso; la fuerza de la gravedad; el alargamiento del cordón umbilical y la disminución concomitante de su luz que tiene como consecuencia una reducción del aporte de oxígeno, llevando al producto a estados de hipoxia y anoxia; el inicio del desprendimiento de la placenta, que también trae una disminución del aporte sanguíneo y por consiguiente de oxígeno al producto o, en situaciones anormales por casos de partos distócicos, de maniobras obstétricas en presentaciones no cefálicas, de uso de fórceps y de sufrimiento fetal en general. En los casos de cesárea queda suprimido el período de descenso, pero surgen impresiones concomitantes a las maniobras quirúrgicas, además de la premedicación y anestesia.

Después de un estado de regresión uno de nuestros pacientes nos dice:

..."Yo había gritado mucho al nacer, sentía que to a mi alrededor era desconocido, caótico y amenazador. ¡Qué horrible es nacer!... De pronto me sentí violentamente lanzado hacia afuera, oí un grito desgarrador que llenó todo el ámbito y de pronto todo. El lugar se llenó de luces fuertes, ruidos espantosos y cosas sin formas definidas, como mal enfocadas. Varias caras se acercaron y aunque con mucha curiosidad yo estaba angustiado, no entendía nada, tenía miedo de todo y de todos, no podía hablar nada, puros gemidos y chillidos. De repente todo se oscureció otra vez y de la oscuridad absoluta surgieron horribles gruñidos, corno de gigantescas bestias, de profundas cavernas y selvas impenetrables. Yo trataba de ver qué era lo que se acercaba a mí pero no podía ver nada y me sentía totalmente indefenso. Entonces toda la angustia, el miedo y el terror (lo toda una humanidad prehistórica que había vivido en las tinieblas y estaba surgiendo de la animalidad brotó dentro de mis entrañas incontenible y avasalladora y grité. Grité y temblé y chillé como nunca; toneladas de miedo ancestral fueron descargadas. En este instante terrible creí morir hasta que todo se apaciguó un poco.

Entonces sucedió el primer milagro. Una débil lucecita se prendió en mi mente y a partir de ese momento pude empezar a reconocer algunas caras y balbucear algunas palabras; más bien imitar con la garganta algunos ruidos que oía y cuando oí mi voz, la reconocí semejante a las otras voces y pude diferenciarla de aquellos gruñidos horribles... Aquellos seres de caras agradables y voces timbradas tenían alguna afinidad conmigo y trataban de indicarme algo. Eso me hizo esforzar más en comprender el significado de las voces hasta que pude entender el significado de aquellos sonidos en palabras, ideas e imágenes. Fue entonces cuando comencé a hablar y a comunicarme con esos seres que me rodeaban y dije: ¡Quiero ser yo!... ¡No quiero ser mi mamá!”

En el ejemplo expuesto, además del trauma del parto se vivió el encuentro con el nuevo ambiente, ruidos del mundo, maniobras de médicos y enfermeras. Hubo un paso de una actitud pasiva a una actitud biológica activa, viviendo la separación total de la madre.

A partir del parto surgen las primeras experiencias de la vida extrauterina y hasta los tres o cuatro años, el niño sigue siendo esencialmente sensibilidad. Si su vida cotidiana está carente de afectividad y cuidado, se condicionará de nuevo al niño a un continuo hundimiento de la sensibilidad y a acentuar su miedo a morir, su conflicto existencial. Alrededor de los cuatro años, surge en él la razón, en función del inicio de la mielinización de su sistema nervioso central, empieza por primera vez a integrar conceptos y emergen los cuatro primeros: individuo, universo, vida y muerte. Y esta estructuración inicial de conceptos, aun burdos y torpemente realizados, lo lleva al manejo e interpretación equivocados de los mismos, que a su vez lo conduce a hacer consciente su miedo a la muerte y a un bloqueo mayor de su sensibilidad.

Si el trato afectivo adecuado, el amor, ha faltado hasta ese momento, a partir de esa edad el niño buscará la seguridad que necesita siguiendo sus experiencias biológicas y no el amor que no lo ha logrado integrar y formulará el paso de su negación: la "dependencia", precisamente en el momento en que tendría que iniciarse en el Amor, los 4 años. Abdica su desarrollo existencial en la persona más próxima y de la cual recibió la vida y los cuidados mínimos para su subsistir, su madre. A este hecho de su vida, recién iniciada, lo denominamos el "pacto". Un contrato de dependencia en el que el niño cree garantizar su supervivencia; esta abdicación señala un mayor hundimiento de la sensibilidad. Nuevamente recurrimos a uno de nuestros pacientes para ejemplificar esto:

..."Hay algo de lo que hasta ahora empiezo a darme cuenta y es que antes no sentía yo que dependiera tanto de mi madre. Es decir, sabía yo que parte de mi problemática estaba en esa situación, pero no veía yo claramente., Cuando tenía unos 12 o 13 años pensaba que si moría mi madre, me moriría yo también enseguida. Muchas veces pensé en eso y me consolaba cuando me decía que preferiría morirme el eso llegaba a suceder. Siempre he sentido quererla, pero antes y aun todavía, era un ser aparte en el que no cabían las críticas, la encontraba yo sin defectos y me parecía que debía tan sólo quererla y respetarla. Me parecía linda, buena y pura... No sé desde cuándo he empezado a analizar de qué manera dependo de mi madre, de cómo me maneja y la manejo, de cómo nos chantajeamos afectivamente. Me rebelo contra algunas cosas, sin embargo continúo sometiéndome a muchas otras. En tales momentos me irrita el no saber cómo actuar, no sé si someterme o rebelarme, esto último ante la idea de que tal vez yo me equivoco y ante la posibilidad de herir injusta mente a los demás..."

Más tarde, al despertar de la sexualidad, aparecerá el complejo de Edipo y Electra reconocidos por Freud. Estas manifestaciones representan, a niveles muy elementales, un intento de amor del niño. Hemos dicho que el amor surge de la conjunción de la sensibilidad y la razón, pero como un factor más de hundimiento de la sensibilidad, los falsos valores existentes en nuestra sociedad en relación con el sexo y la moral crean a este nivel de amor un nuevo sentimiento de culpa, agregando un estatus más de reforzamiento y encubrimiento a la problemática del Amor.

Hablando al respecto, un paciente nos dice:

..."De pronto vi una luz que salía de un rincón con muchos destellos de colores y me sentía atraído por ella. Me acerqué y vi que esos destellos salían de entre las piernas de Nancy, de su sexo. Ella estaba bellísima, no resistí más y le dije:

-     Tú y yo tenemos que estar juntos.

-     ¿Por qué? me preguntó.

-     Porque a los grandes problemas hay que intentar grandes soluciones.

-     Este no es el camino. Me contestó enfáticamente.

-     ¿Es que tú no quieres?

-     No se trata de eso. Insistió.

-     Bueno ¿quién eres tú? le pregunté con más curiosidad.

-     Un ser humano.

Entonces comprendí que ese no era el camino. Recordé mis fracasos en búsqueda de mamás. Lo que tenía que superar era la dependencia, el pacto y el Edipo y, para eso, debía existir una forma en que el sexo no me arrastrase siempre a la misma trampa ..."

Las nuevas situaciones socioeconómicas surgidas del progreso técnico‑científico logradas por la humanidad han dado la pauta a la psicodinamia ampliamente estudiada por Horney, Fromm y Sullivan. Afán de poder, de dinero, de fama y éxito son los que se busca establecer y pretender alcanzar con ellos la seguridad ausente aún en el individuo. La posición entonces alcanzable a través de ellos, adquiere importancia indiscutible como medio de afianzamiento a través de lo material y lo físico, contribuyendo así al menosprecio de la sensibilidad y del amor, y por lo tanto a la posibilidad de prescindir de este valor último, tan difícil de lograr y conservar y elevar en el vivir. Sobre esto un paciente nos dice:

..."Todo hubiese sido más fácil de recorrer sin angustia, angustia provocada por mi impaciencia, hija del miedo. Sí, del miedo de sentirme p obre cuando que soy‑‑‑tan rico, tan inmensamente rico que no es medible‑con fiada. Soy rico en amor, que me lo dan, que lo recibo, que lo doy. ¿Cómo es que soy tan materialista, que no me doy cuenta que con dinero lo único que puedo dar es dinero?... Y eso no es riqueza, comparada con la riqueza espiritual. Y todos ¡m proyectos que estoy haciendo con amor, van a dar sus frutos..."

En las últimas generaciones se ha presentado un factor más de represión de la sensibilidad por medio de la evasión en la fantasía: las drogas, el sexo y el alcohol constituyen generalmente los vehículos de ello. 

Establecido todo este andamiaje, podemos captar la tragedia del hombre, el sentimiento trágico de su vida que, contrario a lo que piensa, no es su mortalidad, que no hay tal, puesto que al ser parte del universo, al ser su vida expresión de energía, es un ser inmortal, impe­recedero e indestructible; el hombre existe, sólo existe; y el existir es la vida y la muerte juntos, muy juntos; y sin embargo él forja esta tragedia suya y se autoengaña. Forja su angustia en toda esa creación que hace de sí mismo, de ser o no ser, debatiéndose en ella durante todo su vivir, sin razón de ser. Puesto que su razón de ser es el amor, que es la vida misma al que se niega y del que se aleja por su miedo a ese sentir, por su miedo a ese vivir, miedo a ese morir y así vive por no morir, muriendo, y muriendo vive.

Sentir o no sentir, principio y a la vez disyuntiva de vida o muerte. Amor, sensibilidad, razón, fin de la vida y del porqué de vivir.

Concluiremos con este trozo de transcripción de una de nuestras sesiones psicoterapéuticas de psicosíntesis, que habla por sí sola.

..."Y, ¿qué he hecho con mi cuerpo y mi mente hasta ahora? ¿Qué puedo hacer de hoy en adelante?”

A esta pregunta otro paciente contesta:

..."No imaginé en ningún momento que la nueva vida se habría de presentar despejada de obstáculos, más cómoda o más fácil. Pero el mundo ha tenido un pequeño cambio. Ese cambio es el mío.

Siento un gran compromiso: el de mi libre elección y no me pesa. Tengo las limitaciones de cualquiera, pero he venido aprendiendo muchas cosas. Nadie, siendo único, está solo si puede estar consigo mismo.

Entonces está en todo y con todos.

Sólo es pobre el que no quiere dar nada, y el que da comparte y multiplica. La riqueza está en la acción y en la acción de dar se halla el Amor, que hace grandes a los hombres pequeños.

No me desentiendo que puede haber caídas, procuraré siempre estar alerta. Y si éstas aparecen habré de levantarme una y otra vez. Me lo prometo.”

     

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-Esta es la prueba valores de Hartman que utilizaban Salvador Roquet y su equipo para evaluar el desarrollo de sus pacientes:

INVENTARIO  DE  VALORES  HARTMAN

Nombre:........................................................................................................................................

Fecha de nacimiento:..........de.......................del..............

Forma de convivencia: casado/juntado; solo; en grupo; con hijo/s pero sin cónyuge; en comunidad religiosa; otras...................................................

Profesión:......................................................................

Fecha realización test:..................................................

PARTE I: FRASES

INSTRUCCIONES:

Al lado derecho observa Ud. una columna con 18 frases. Cada una de ellas representa algo a lo que una persona puede asignar un valor: bueno o malo, dependiendo para ello de sus propias consideraciones.

Lea cuidadosamente todas las frases y si hay alguna de la que no entiende el significado, pregúntelo.

Escriba el núm. 1 delante de la frase que, en su opinión, representa el mejor valor o el más bueno. Indique con el núm. 2 la frase que Ud. considera en segundo lugar, y así sucesivamente.

Enumere todas las frases usando un número diferente para cada una de ellas (1, 2, 3, 4...) hasta llegar al núm. 18 que representará aquello que Ud. considera lo peor.

No juzgue las frases por la importancia, sino exclusivamente por la bondad o maldad que contienen según Ud.

Concéntrese en su tarea. Decida con rapidez qué número va asignar a cada una de las frases. No hay tiempo límite, pero la mayoría de personas puede enumerar todas las frases en unos diez minutos.

Ahora puede empezar.

 

___ Una buena comida

___ Un mejoramiento técnico

___ Una idea absurda

___ Una multa

___ Basura

___ Un científico dedicado

___ Hacer estallar un avión en vuelo con pasajeros dentro

___ Quemar a un hereje en una hoguera

___ Un cortocircuito eléctrico

___ Con este anillo yo te desposo

___ Un bebé

___ Torturar a una persona

___ Amor a la naturaleza

___ Un chiflado

___ Una línea de producción en serie

___ Esclavitud

___ Un genio matemático

___ Un uniforme

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ASEGÚRESE QUE HA USADO TODOS LOS NÚMEROS DEL 1 AL 18 
SIN REPETIR NINGUNO
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Repáselo y tache los número usados:
1 2         10  11  12  13  14  15 16  17 18

PARTE II: CITAS

INSTRUCCIONES:

Al lado encontrará Ud. 18 citas o frases. Cada una concierne a algo a lo que una persona puede asignar distintos valores, dependiendo de sus propias convicciones.

Lea cuidadosamente todas las citas de la lista. Si hay alguna que no entiende, pregunte su significado.

La expresión mi trabajo se refiere a su trabajo u ocupación actual. En caso de no tener trabajo substituya la expresión mi trabajo por lo que estoy haciendo.

Escriba el núm. 1 delante de la cita con la que está Ud. más de acuerdo o, dicho de otro modo, aquella que representa lo más importante para Ud. en la vida.

Escriba el núm. 2 delante de la cita que Ud. considera en segundo lugar más importante, y así sucesivamente.

Enumere todas las citas o frases hasta llegar a aquella con la que Ud. está más en desacuerdo, la que representa el menor valor para Ud.: a esta le asignará el núm. 18.

Concéntrese en su tarea. Decida rápidamente qué número va a asignar a cada una de las frases No hay tiempo límite, pero la mayoría de personas puede enumerar todas las frases en unos diez minutos.

Ahora puede empezar.

 

___ Me gusta mi trabajo y me hace bien

___ El Universo es un sistema notablemente armonioso

___ El mundo no tiene mucho sentido para 

___ Por más intensamente que trabaje, siempre me sentiré frustrado

___ Las condiciones en que trabajo son deplorables y arruinan mi labor

___ Yo me siento a gusto en el mundo

___ Detesto mi trabajo

___ Mi vida está trastornando el mundo

___ Mi trabajo no contribuye con nada al mundo

___ Mi trabajo pone de manifiesto lo mejor que hay en mí

___ Estoy contento con ser yo mismo

___ Maldigo el día en que nací

___ Me encanta mi trabajo

___ Me molesta que el Universo no tenga sentido

___ Cuanto mejor comprendo mi lugar en el mundo, tanto mejor me va en mi trabajo

___ Mi trabajo me hace desdichado

___ Amo la belleza del mundo

___ Mi trabajo contribuye a la belleza y armonía del mundo

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ASEGÚRESE QUE HA USADO TODOS LOS NÚMEROS DEL 1 AL 18 
SIN REPETIR NINGUNO.
 
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