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DATOS GENERALES Origen La metamfetamina se desarrolló en el Japón en 1919, fue estudiada en Alemania en 1938 y se utilizó por primera vez para contrarrestar la fatiga entre los soldados del eje durante la Segunda Guerra Mundial. Llegada la paz se comercializó ampliamente con los nombres de Maxitron® y Metedrina®. A raíz de su inclusión en las listas de sustancias internacionalmente controladas apareció en el mercado negro en forma de clorhidrato de metamfetamina. Inicialmente compartió uno de los nombres genéricos propios de su predecesora en Norteamérica, speed y más tarde recibió el término específico de crank. Simultáneamente apareció en el mercado negro del continente asiático, pero no como clorhidrato sino en forma pura y bajo los apelativos de Shabu o Sharon. Cuando llegó pura y cristalizada a los Estados Unidos recibió su nombre callejero más conocido en la actualidad: Ice (hielo). Composición
Formas de adulteración Adquirida en establecimientos farmacéuticos se encuentra pura. En el mercado negro suele estar adulterada con cafeína, fenilpropanolamina o PCP y su respectiva dosis de productos no psicoactivos como leche de magnesio, talco, gis, etc. Su aplicación intravenosa es casi un suicidio teniendo esto en cuenta. Mecanismo de acción y formas de empleo Aunque el clorhidrato de metamfetamina (speed o crank) puede administrarse oral y nasalmente, lo más común es que se inyecte por vía intravenosa, en cuyo caso se disuelve en agua destilada siguiendo el mismo ritual administrativo que recibe la heroína; de hecho los adictos a la metamfetamina recibe el sobrenombre de speed-junkies. La metamfetamina pura (Shabu, Sharon o ice) únicamente se administra por vía pulmonar. Los cristales se calientan en papel aluminio y se fuman en pipas de cristal o en pipas convencionales. Los efectos de esta amina inyectada o fumada comienzan con un rush bastante breve e intenso y duran entre 3 y 5 horas. La metamfetamina es el estimulante más potente del SNC que se ha descubierto a la fecha. Su mecanismo de acción es el mismo que el de la amfetamina, no obstante, su estructura química determina una mayor penetración a través de la barrera hematoencefálica y ello trae como consecuencia una mayor liberación de los neurotransmisores dopamina y noradrenalina. Usos terapéuticos La metamfetamina se recomendó contra el mareo y la obesidad. En la actualidad se utiliza como analéptico en las sobredosis ocasionadas por sedantes hipnóticos. Dosificación Las dosis bajas de clorhidrato de metanfetamina van de los 5 a los 10 mg; las medias de 20 a 40 mg; y las altas de 50 a 90 mg. Dosis mayores pueden resultar letales entre consumidores sin tolerancia. Efectos psicológicos y fisiológicos Sus efectos son similares a los de la amfetamina, sólo que su potencia es mayor. De acuerdo al docto Brian B. Hoff man, los resultados principales de una dosis oral de 10 a 30 mg son los siguientes: ausencia de sueño, estado de alerta y una sensación disminuida de fatiga; elevación del humor, con mayor iniciativa, autoconfianza y capacidad de concentración; muchas veces euforia; aumento de la actividad motora y el habla. Sólo mejora el rendimiento de las tareas mentales sencillas y, aunque puede lograrse realizar mayor cantidad de trabajo, el número de errores puede aumentar. Estos efectos no son invariables y pueden revertirse con la sobredosificación y el uso repetido. Mejora el rendimiento físico, en los atletas por ejemplo, y muchas veces se hace abuso del fármaco para ello. El uso repetido o las dosis grandes casi siempre se siguen por depresión mental y fatiga proporcionales al nivel de consumo. (8) A nivel físico la metamfetamina provoca aumento de la presión arterial y cardiaca, pupilas dilatadas, elevación del azúcar sanguíneo, falta de sueño y apetito, sabor metálico, irritación gastrointestinal y en ocasiones diarrea. En dosis altas ocasiona además, sudoración, temblor de extremidades inferiores y manos, resequedad de nariz y boca, así como alteraciones respiratorias y en la frecuencia cardiaca mucho más notables. A largo plazo los órganos más afectados son el hígado y los riñones; desnutrición, agotamiento, daños cardiovasculares y una psicosis tóxica precedida por desconfianza, sensación de ser observado y conductas repetitivas; aunque aún no está plenamente comprobado, también puede haber deterioro neuronal. Una lesión específica relacionada con el uso crónico de metamfetamina es la arteritis necrosante que puede afectar numerosas arterias pequeñas y producir insuficiencia renal o hemorragia cerebral en casos fatales. La inyección intravenosa utilizando jeringas contaminadas conduce a las mismas complicaciones infecciosas que en el caso de la heroína: hepatitis y sida. Como dato curioso se ha reportado que antes de un episodio de psicosis anfetamínica, muchos consumidores exhiben una compulsión a armar y desarmar objetos mecánicos. Potencial de dependencia
¿QUÉ HACER EN CASO DE EMERGENCIA? Los síntomas de una intoxicación aguda son: aumento brusco en la temperatura corporal, enrojecimiento facial, temblores, pérdida de la coordinación, confusión, irritabilidad, alucinaciones, dolor torácico, hipotensión y arritmias cardiacas. En casos graves pueden sobrevenir convulsiones y shock. Se han reportado ataques cardiacos directamente provocados por sobredosis metanfetamínicas, así es que cualquier síntoma debe considerarse como urgencia médica. Se recomienda administrar leche o carbón activado para demorar la absorción, provocar el vómito si la persona está consciente y administrar respiración artificial en caso de ser necesario. Aunque la sed sea intensa, se debe limitar la ingestión de agua debido al riesgo de edema pulmonar. Los médicos tratan los efectos de la intoxicación con haloperidol (Haldol® o Haloperil®), clorpromazina (Largactil®) o diacepam (Valium®) en combinación con compresas de hielo para bajar la temperatura y otros medios controlar las convulsiones. Régimen legal actual La metamfetamina es una sustancia controlada, pertenece a la Lista II, por lo que su venta requiere receta médica. En el caso de la legislación mexicana en materia de drogas, de acuerdo a las Tablas de penas previstas en el artículo 195 BIS del Código Penal para el Distrito Federal en Materia Común y para toda la República en Materia Federal, portar menos de 1.5 g de METAMFETAMINA o 150 mg de CLORHIDRATO DE METAMFETAMINA se considera como consumo personal y no se aplica ninguna sanción según el Artículo 199 del mismo código. Una cantidad mayor se considera como tráfico y sí está sujeta a penalización, dependiendo de la cantidad. (Consultar las tablas) La dosis media consignada en Las drogas tal cual son como consumo personal de clorhidrato de metanfetamina es de 20 a 40 mg. Metamfetamina para atletas y combatientes En el terreno deportivo este fármaco inauguró lo que se conoce como doping. Uno de los caos más conocidos es el del ciclista inglés T. Simpson, campeón mundial que cayó muerto al escalar un puerto después de haber ingerido dosis exageradas de Maxitrón®. Entre los casos más célebres está la famosa Vuelta de Francia en 1962, donde 23 ciclistas tuvieron que ser hospitalizados por sobredosis y uno de ellos tuvo que ser inmovilizado con camisa de fuerza. Se cuenta además que durante la Segunda Guerra Mundial los kamikazes japoneses volaban "literalmente embalsamados en metamfetamina" y al terminar el conflicto el país se enfrentó a millones de "consumidores delirantes". (5) En la primavera de 1941 los periódicos londinenses comentaban abiertamente que sus tropas también hacían uso de esta droga, de hecho uno de ellos lanzó el siguiente titular: "La Methedrina gana la Batalla de Londres". (5) El white men crack y la aparición de los speed-junkies Junto con su prohibición en los Estados Unidos y la consecuente aparición del mercado negro surgió el fenómeno del consumidor subterráneo que desde entonces se conoce como speed-junkie, descrito como "un demente paranoico joven" que tiene una esperanza de vida muy inferior a los junkies de opiáceos. (5) Se dice que el speed-junkie puede inyectarse metamfetamina cada 2 o 3 horas en el curso del día, durante periodos de varios días sin comer ni dormir. Se ha informado que los usuarios de metamfetamina se inyectan hasta 1 g por vía intravenosa con intervalos de pocas horas durante una "corrida". Por lo general, un episodio de esta naturaleza finaliza cuando se acaba la droga o cuando el sujeto está demasiado desorganizado para continuar. Pocas horas después de la suspensión del consumo, el consumidor cae en un sueño profundo (el crash) que dura 12 a 18 horas o más, según la duración de la "corrida". (6)
Las recomendaciones y reglas de supervivencia "que todo speedfreak debe seguir" Aunque muchos investigadores parecen no darse cuenta, existen marcadas diferencias entre un junkie y un speed-junkie. El perfil de un adicto a los opiáceos es el de un individuo autodevaluado y apático que utiliza su opiáceo para anestesiar el dolor anímico y postergar la amenaza permanente del síndrome abstinencial. El perfil de un speed-junkie, en cambio, es el de un individuo hiperactivo, de carácter más bien violento y exagerada autoestima, que usa su metaestimulante para experimentar el placer del poder. Si en las páginas de William Burroughs hallamos la autodescripción literaria de un connotado junkie, en las páginas del ciberespacio podemos encontrar la no menos literaria autodescripción de un speed-junkie anónimo que se identifica como Speedlord. A través de una especie de manifiesto llamado Disorganized crime and racketooning: guidelines and rules for survival (Crimen desorganizado y negocios turbios: recomendaciones y reglas de supervivencia), este sujeto describe grandilocuentemente al American Speedfreak: De todas las realidades separadas, paisajes legales, y metabólicas metrópolis que prosperan bajo la superficie de los EU Inteligentes, ninguna subcultura se muestra tan penetrante o uniforme como el nacionalmente fichado club de metamfetamina en altas dosis. Explorar las profundidades es lo que hacemos, es lo que somos. A pesar de ello, algunos nos las hemos arreglado para seguir rolando en la periferia por décadas, evitando las felonías, las balaceras, las grandes redadas, y los accidentes motociclísticos invalidantes. Más que suerte, la clave para mantenerse vivo es saber cuándo retroceder y evitar la mayor trampa en el circo de la velocidad: tomarte demasiado enserio… El velemadrismo [not giving a fuck] es en verdad la única forma de mantener la perspectiva. En otras palabras, hay cosas peores que tener que acostarte y dormir durante una semana... ninguna droga o estado mental amerita morir, matar o pasar tiempo en prisión... El American Speedfreak no es un alma perdida. Sabemos cómo divertirnos entre el primer pinchazo o bocanada extática y la hora en que tenemos que correr a encerrarnos en el clóset... Entre aquellos que nos las arreglamos para sobrevivir hay una suerte de inconciencia colectiva, una tácita ideología crankster. (13) Esta supuesta ideología crankster fue enviada a un grupo de discusión sobre la química de las drogas el 18 de junio de 1995 y comprende las siguientes recomendaciones: Nunca molestes a una banda de motociclistas (a menos que la tuya sea más grande/más mala). Los adictos a la coca deben ser tratados como leprosos (la inmensa mayoría son policías o agentes del sistema). Madrearte a cualquiera que te deba dinero es una pérdida de tiempo, atrae la atención, y en realidad a nadie le interesa que tan MALO seas, excepto a los policías. Si se te antoja el material de alguien, mejor pídelo... no lo robes, probablemente te lo darán de todas maneras. Encuentras a la misma gente cuando vas subiendo que cuando vas bajando... así es que trata de no ser demasiado ofensivo. El sexo toma por lo menos seis horas, y siempre es mejor cuando la droga se comparte, no es momento de ponerte tacaño. Es hora de que te vayas a dormir cuando: a) tus venas han desaparecido completamente, b) tus zapatos ya no te quedan, c) de pronto todo el mundo es un policía, d) estas ardiendo en fiebre, OTRA VEZ. (14) En el grupo de discusión cibernáutico también se incluyeron las siguientes "reglas de supervivencia": Todos los policías mienten. Nunca cargues más material del que te puedas tragar. Niega todo, especialmente cuando te agarren con las manos en la masa, de cualquier manera los policías NO respetan a un idiota. No te dejes presionar con aquello de 'facilítate a ti mismo las cosas y confiesa'', lee otra vez la primera regla. Confesarte culpable es algo que haces en la Corte, con un abogado, con un trato por escrito, no en una estación de policía. (14) FUENTES DE CONSULTA ACERCA DE LOS ESTIMULANTES 1. Brailowsky, Simón: Las sustancias de los sueños: Neuropsicofarmacología. FCE-CONACYT, México, 1995. |